ISSN-e: 2745-1380

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Inflammaging: la pandemia oculta que afecta al talento humano en salud

El investigador Claudio Franceschi ha venido usando el término inflammaging desde el 2000, para referirse a un “envejecimiento inflamatorio” provocado por una carga antigénica y a un estrés continuo. La inflamación no modulada es la base para el inicio o para el mantenimiento de muchas afecciones crónicas de salud manifestadas en ocasiones en enfermedades como hipertensión arterial, diabetes mellitus, degeneración macular, resistencia a la insulina, párkinson, osteoporosis, obesidad, enfermedades autoinmunes, cáncer y muchas otras. Existe la creencia de que con los años es normal padecer estas enfermedades y es altamente probable que conozcamos a alguien que sufra alguna de ellas. Así puestas las cosas, el “envejecimiento inflamatorio” es una pandemia que se extiende y gana terreno de manera oculta, ante la normalidad de su presencia.

El talento humano encargado de la atención en salud y del cuidado de las personas no está exento de este tipo de envejecimiento no saludable. Quizá, el no reconocer que estamos exponiéndonos constantemente a estas cargas antigénicas y estrés continuo, nos aleja de las medidas necesarias para reducirlas, mitigarlas o prevenirlas. La prolongada exposición a estos factores genera una desregulación de nuestro sistema inmune, acompañada de una inflamación crónica de bajo grado. En otras palabras, no es tan evidente como cuando hay una articulación infectada, por ejemplo; sin embargo, trae consigo un aumento en la producción de sustancias inflamatorias llamadas citocinas y una mayor expresión de genes que se asocian incluso a daño del mismo material genético. Esto acelera los procesos de envejecimiento y muerte celular.


¿De dónde vienen estas cargas antigénicas y estresores?

Provienen principalmente de dos orígenes: uno en nuestro ambiente interno, de restos celulares, hormonas, proteínas alteradas y otros. También vienen del ambiente externo, producto de restos de microorganismos patógenos o comensales que hacen parte de nuestro cuerpo. Estos se van convirtiendo en detonantes de inflamación, en tanto que su presencia está desregulada, no modulada o en desequilibrio. Lo anterior favorece una carga mayor que la que nuestros sistemas son capaces de compensar y conducen a una mayor oxidación de nuestros órganos que es lo que comúnmente llamamos envejecimiento alterado o senilidad, por contraposición a un envejecimiento saludable, llamado senescencia, en el que nuestros sistemas antioxidantes y de reparación logran el balance diario necesario.

En términos prácticos, las cargas antigénicas y estresoras son causadas por una exposición inadecuada o en exceso a la luz UV y radiación ionizante; a los alimentos ultraprocesados que contienen cantidades significativas de conservantes, saborizantes, espesantes y otros químicos; toxinas como el alcohol, tabaco, fumigantes, metales pesados, micotoxinas y otros; hormonas en exceso, como la insulina o el cortisol generadas por ejemplo por malos hábitos de alimentación, sueño y estrés psicológico. Por otro lado, producto de la deficiencia de elementos biorreguladores provenientes de una alimentación saludable o el ejercicio físico, por mencionar algunos.

¿Cómo promover un envejecimiento saludable y no uno inflamatorio?

Empezaré por mencionar algunos de los componentes que hacen parte de las teorías del porqué envejecemos. 

  1. La inestabilidad del genoma donde se alberga el material genético, producto de los desafíos a los que lo sometemos constantemente, por ejemplo, con la exposición a diferentes toxinas.
  2. El desgaste de los telómeros, que son las regiones terminales de los cromosomas donde se alberga información genética y son indispensables para evitar el daño de los mismos.
  3. Las alteraciones epigenéticas, que tienen que ver directamente con la expresión del material genético; es decir, cómo esa información contenida en nuestros genes, se hace manifiesta.
  4. La pérdida de la proteostasis, que lleva a un aumento en la producción de proteínas mal formadas, o a una acumulación inadecuada de proteínas, como sucede en la enfermedad de Alzheimer.
  5. La alteración en la detección de nutrientes, lo cual genera un desequilibrio en las vías catabólicas y anabólicas que usualmente tienen que ver con la generación y gasto de energía, respectivamente
  6. La disfunción mitocondrial, teniendo en cuenta que las mitocondrias actúan como el motor de la célula, encargándose de manera preferencial de la generación de energía celular.
  7. La senescencia celular que tiene que ver con la detención del ciclo celular, llevando a su muerte programada.
  8. El agotamiento de las células madre, las cuales dan origen a las diferentes clases de células de nuestro organismo.
  9. La alteración en la comunicación celular, que causa disfunción en sistemas neuronales, endocrinos y neuroendocrinos.
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Ahora bien, teniendo en cuenta que las cargas antigénicas y los estresores afectan directamente a estos componentes, tomar medidas que lleven a que estos procesos se presenten de una forma natural y equilibrada, sería una manera de favorecer un envejecimiento saludable o senescencia. 

Dentro de estas medidas, tenemos en nuestras manos la posibilidad de:

  1. Llevar una nutrición saludable y balanceada. Uno de los principales factores que intervienen en la modulación de la inestabilidad del genoma es el desgaste de los telómeros y las alteraciones epigenéticas. Por lo tanto, favorece la senescencia, la reducción de la ingesta de alimentos ultraprocesados, azúcar, panela, endulzantes artificiales, fritos o alimentos elaborados con harinas refinadas que tienen que fortificar por la carencia de nutrientes. Igualmente, debemos moderar el consumo de embutidos, carnes rojas y derivados de leche de vaca.

    También contribuye al envejecimiento saludable emplear alimentos naturales de la huerta, de la tierra, de las plazas de mercado; en lo posible, productos orgánicos, una variedad de verduras, frutas frescas, frutos secos (como pistachos, nueces del nogal, almendras, macadamia, nueces pecanas, etc.). El consumo de agua mineral o de agua potable, pasada por filtros en casa optimizan su calidad.

    Para quienes consumen proteína animal, es preciso promover el empleo de huevos de gallinas libres de jaulas, pollo orgánico, pescados azules. Se puede emplear miel cruda con moderación o estevia como endulzante natural. Para el caso de las harinas, hoy en día la oferta es muy variada. Es fácil conseguir harina de yuca, de plátano, de alforfón, de algarrobo, de maíz, de arroz integral, de quínoa y muchas otras. Asimismo, en internet podemos conseguir un sinnúmero de recetas caseras o, incluso, tiendas especializadas. Se puede igualmente preparar o conseguir “leches” vegetales, como de almendras, de coco, de arroz, de ajonjolí, entre otras. Cada una de ellas tiene propiedades diferentes y las hay para todos los gustos. En casa podemos emplear aceites no refinados para cocinar. El de ajonjolí, de aguacate o coco.  Hay otras grasas que podemos adicionar directamente o mezcladas en vinagretas o mayonesas hechas en casa, como el aceite de oliva extra virgen, el de chía, linaza o el de sacha inchi.

  1. Cambiar el sedentarismo por una actividad física regular. Practicar ejercicio o un deporte promueve la liberación de endorfinas que generan bienestar.  El sudor, además, favorece la eliminación de toxinas.

  2. Identificar e implementar medidas para manejar los trastornos del sueño y mitigar las alteraciones generadas por los trabajos en turnos nocturnos a los que muchos hemos estado o estamos expuestos. Es necesario implementar medidas de higiene del sueño. Es posible que se requiera el acompañamiento de un experto que puede eventualmente suplementar o medicar, de ser necesario. Un sueño profundo y reparador es fundamental para la consolidación de la memoria y la depuración de toxinas físicas y emocionales

  3. Tener una vida con propósito y sentido. Los japoneses le llaman Ikigai. Se trata de hacer todo lo posible para que nuestra vida valga la pena de ser vivida, en la que haya una motivación cada mañana para levantarse, en la que la pasión mueva nuestras fibras y nos lleve a vibrar en armonía en cuerpo y mente. Un coach ontológico puede ayudar y orientar en este sentido.

  4. Identificar y mitigar el distrés o estrés no saludable. Herramientas como el mindfulness u otro tipo de práctica contemplativa, ejercicios de respiración u otros, favorecen este ejercicio y la búsqueda de un necesario equilibrio.

  5. Identificar nuestras emociones y apropiar herramientas para manejarlas de la mejor manera posible. Se vale sentirse triste. Es importante aprender a levantar la mano, a pedir ayuda ojalá de un experto como un profesional en psicología o psiquiatría. Si no se cuenta con este acompañamiento o se desconoce o no hay confianza en cómo buscarlo, buscar a un amigo, familiar, médico de cabecera o conocido que nos pueda orientar. No se deben tragar las emociones.

  6. Promover medidas de reconexión social, con redes sociales reales. La familia y los buenos amigos, nos pueden ayudar a promover hábitos saludables. Que nos ayuden a canalizar nuestra energía y se puedan convertir en facilitadores de la expresión de nuestras emociones, al tiempo que constituyen un apoyo constante en los diferentes procesos de nuestro ciclo vital.

  7. Trabajar nuestra espiritualidad desde la perspectiva de cada uno. Una espiritualidad que sea apoyo en el camino de la vida y nos ayude a elevar nuestra conciencia con una mente de principiante. 
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Luis Eduardo Parra
28 enero, 2022 6:25 pm

Muy importante para los jóvenes, se apropien de estos conceptos y procuren llegar a viejos en la mejor forma posible, sobre todo evitar aumentar de peso, que nos indica que no estamos realizando bien la tarea.

Adriana García
26 enero, 2022 11:35 am

Muy bueno el artículo. Los problemas de sueño, debido a los trasnochos,, después de los 50 nos están pasando factura. La meditación y el mindfulness es buenisimo para. Controlar el seres. Gracias por el articulo

Luis chamoral
21 noviembre, 2021 7:46 pm

La publicidad que a diario nos envían la TV. ,La publicidad en redes sociales, la radio etc etc. nos están llevando a sufrir los problemas de salud que refiere su artículo, por cierto muy interesante aunque la terminología muy técnica no es clara para muchos lectores.

🤔

Danilo Rodríguez
19 noviembre, 2021 10:56 pm

Totalmente de acuerdo, que tú alimento te nutra el cuerpo y el alma

Gerardo camargo
18 noviembre, 2021 5:53 pm

Muy buen artículo. Educativo. Orienta perfectamente de lo importante de implementar ciertos hábitos saludables integrales los cuales son bien explicados. Y que uno si el otro no hace la diferencia.

Johanna Espinosa
31 octubre, 2021 4:08 pm

Que buen articulo. Está tan normalizado alimentarnos mal que comer saludable es lo raro. Qué bueno que se reconozca cada vez más el impacto del bienestar mental y espiritual en la salud física.

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