El uso, abuso y dependencia de los anestesiólogos a los medicamentos que se emplean en el día a día con los pacientes es preocupante y cada vez más frecuente.
El Comité de Bienestar de la S.C.A.R.E., ha diseñado un algoritmo de ayuda para la detección, el reporte y el inicio del tratamiento para los colegas que estén atravesando por esta dolorosa enfermedad.
El objetivo de este artículo es exponer cuáles son las causas fisiológicas y farmacológicas implicadas en la dependencia tanto física como psíquica de las sustancias, especialmente de los opioides, y reflexionar sobre la siguiente pregunta: ¿por qué la farmacodependencia es más común en los anestesiólogos que en otras especialidades médicas?
Circuito de recompensa cerebral y la evolución de la especie humana
El circuito de recompensa cerebral se encarga de regular las sensaciones de placer y refuerzo, e involucra varias regiones cerebrales, como el área tegmental ventral, el núcleo accumbens y la corteza prefrontal, que, cuando se activan simultáneamente, generan una experiencia placentera y adecuan el comportamiento para repetir dicha experiencia.
Cuando una persona realiza una actividad placentera, como comer, tener relaciones sexuales o consumir drogas, el área tegmental ventral libera dopamina, un neurotransmisor que viaja hasta el núcleo accumbens, donde se produce una sensación de euforia y placer. Esta señal dopaminérgica se comunica con la corteza prefrontal, la cual se encarga de la toma de decisiones y la planificación, ayudando a reforzar el comportamiento y motivando la repetición de la actividad placentera.
La activación repetida de este circuito mediante actividades placenteras o el uso de sustancias adictivas puede llevar a la formación de hábitos y, en algunos casos, a la dependencia y adicción. Este circuito tiene una función evolutiva importante, dado que ayuda a reforzar comportamientos esenciales para la supervivencia, como la alimentación, el apareamiento y el cuidado de los hijos. Facilita la repetición de estos comportamientos en el futuro al generar placer y satisfacción en respuesta a estas actividades, asociándolas con la liberación de dopamina y generando recuerdos positivos.
Sin embargo, cuando se asocia al consumo de sustancias psicoactivas, el circuito de recompensa refuerza comportamientos destructivos, ya que adecúa el comportamiento en la búsqueda incesante de ese estímulo y la sensación placentera generada por dichas sustancias. Es por esta razón que la «fuerza de voluntad» no es un mecanismo eficaz para tratar una adicción. Una vez que el circuito de recompensa cerebral está habituado a la liberación de dopamina secundaria al consumo de sustancias, nuestro intelecto siempre perderá la batalla ante la sustancia de elección en la farmacodependencia.
Áreas del cerebro donde actúan los opioides
Las drogas que crean dependencia actúan principalmente en el sistema de recompensa del cerebro, que incluye varias áreas clave. Las más importantes, involucradas en la dependencia de los medicamentos, son:
- Área tegmental ventral (VTA): esta área del cerebro produce dopamina, un neurotransmisor crucial en el sistema de recompensa. La dopamina se libera en respuesta a estímulos placenteros, incluidas las drogas que causan dependencia.
- Núcleo accumbens: este es uno de los principales centros de recompensa del cerebro. Recibe dopamina del área tegmental ventral y es fundamental para la sensación de placer y la formación de hábitos.
- Corteza prefrontal: esta área está involucrada en funciones ejecutivas como la toma de decisiones, el control de impulsos y la planificación. La disfunción de la corteza prefrontal puede llevar a la pérdida de control sobre el uso de drogas.
Estas tres regiones están conectadas a través de dopamina por la vía mesolímbica (VTA- núcleo accumbens) y la vía mesocortical (núcleo accumbens- corteza prefrontal). Las rutas son bidireccionales lo que permite que haya un refuerzo en las sinapsis. Cuanto más se activan estas tres regiones simultáneamente, mas se solidifica esta sinapsis y más probable es que se repita la acción para conseguir la sensación.
La vía mesocortical, al llegar la dopamina a la corteza prefrontal, es la encargada de organizar las motivaciones y prioridades por encima de actividades esenciales para la supervivencia como la alimentación, hidratación e inclusive cuidar de los hijos. Toda la existencia del adicto está encaminada a repetir una secuencia de acciones que buscan generar la sensación experimentada cuando se usó el medicamento por primera vez.
Este circuito, al activarse, genera una experiencia que consta de tres componentes:
- Emocional: placer.
- Motivacional: impulso para buscar una experiencia placentera.
- Cognitivo: conocimiento consciente de que, al repetir un acto determinado, se obtendrá el bienestar que brindó la sustancia de elección.
Razones por las cuales la farmacodependencia es más común en anestesiólogos:
- Síndrome de burnout, agotamiento y estrés laboral crónico: los anestesiólogos enfrentan una modalidad laboral de alta presión, con exceso de horas trabajadas, turnos nocturnos, calendarios inadecuados, fatiga y privación del sueño, incluso durante varios días a la semana.
- Fácil acceso y disponibilidad de medicamentos en el trabajo diario.
- Uso de fármacos de gran potencia y alto poder adictivo: los opioides, benzodiacepinas y ketamina son medicamentos que facilitan el desarrollo de tolerancia y taquifilaxia.
- Curiosidad por experimentar los efectos de estas sustancias.
- Bajo apoyo institucional y escasa colaboración entre cirujanos y anestesiólogos.
- Familiaridad con los efectos de las drogas y la vía endovenosa: los anestesiólogos poseen un conocimiento profundo sobre el funcionamiento de los medicamentos, lo que puede generar una falsa sensación de control sobre su uso.
- Automedicación.
Factores comunes en la personalidad de los anestesiólogos que los hace más propensos a comportamientos adictivos:
- Perfeccionismo.
- Escasas estrategias para manejar la frustración.
- Competitividad.
- Tendencia al inmediatismo.
- Sensación de invulnerabilidad y prepotencia.
La farmacodependencia en el anestesiólogo es una enfermedad y debe ser tratada como tal. Actualmente, es un problema serio que destruye carreras y personas. Nadie es inmune a esta enfermedad, a pesar de los conocimientos y la formación académica avanzada. Buscar ayuda calificada a tiempo salva vidas.
Referencias
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