Te sientes agotado, desmotivado y cada día te cuesta más enfrentarte a tus responsabilidades. Tal vez pienses que el problema eres tú, que no estás manejando bien el estrés o que simplemente no eres lo suficientemente fuerte. Pero, ¿y si el problema no fuera tu capacidad, sino las condiciones en las que trabajas? El Burnout no es solo estar cansado, es un síndrome que se desarrolla en entornos laborales donde la carga es excesiva, el control es mínimo y el reconocimiento es escaso. Peor aún, la culpa —ese peso silencioso que nos hace creer que debemos seguir adelante sin descanso— lo vuelve más difícil de superar.
Según la psicóloga Viviola Gómez, experta en salud ocupacional, y docente asociada del departamento de psicología de la Universidad de los Andes, el Burnout es un síndrome compuesto por tres factores principales:
- Agotamiento emocional: implica fatiga extrema a nivel físico y mental.
- Despersonalización o cinismo: cuando la persona se distancia emocionalmente de su trabajo y su entorno.
- Baja sensación de realización profesional: percepción de no ser lo suficientemente bueno en lo que hace.
Sin embargo, una investigación reciente ha identificado un cuarto componente clave: LA CULPA. Esta intensifica el síndrome y dificulta la recuperación. ¿Por qué seguimos responsabilizándonos individualmente por un problema que es estructural?
La culpa es el enemigo silencioso que agrava el Burnout
El Burnout ha sido ampliamente estudiado, pero la culpa sigue siendo un aspecto del que pocos hablan. Según Pedro Gil-Monte, investigador en psicología laboral, la culpa puede ser el factor que define la gravedad del síndrome. Nuestra experta, la Psicóloga. Viviola Gómez explica que las personas que además de sentirse agotadas y desmotivadas, experimentan culpa por su estado, tienen más dificultades para recuperarse y sufren consecuencias más severas en su salud física y mental.
Pero, ¿por qué sentimos culpa?, una de las razones principales es la cultura laboral que glorifica la productividad extrema y refuerza la idea de que descansar o pedir ayuda es una señal de debilidad. La culpa se manifiesta en pensamientos como: “Debería esforzarme más”, “Otros pueden con esta carga, ¿por qué yo no?” o “Si me siento mal, es porque no sé manejar el estrés”. Esta autopercepción errónea impide que muchos busquen apoyo y prolonga su deterioro.
Otras veces, las personas con Burnout son responsabilizadas por su propio agotamiento debido a la creencia de que la salud depende solo del manejo individual del estrés. Incluso en el ámbito médico, se ignoran factores estructurales y sociales como la sobrecarga laboral y la falta de autonomía, que influyen directamente en el síndrome. Esta visión no solo afecta el entorno laboral, sino que también se refleja en la sociedad, donde se minimiza el impacto de las condiciones económicas y organizacionales en el bienestar.

«No estoy rindiendo lo suficiente»: la cultura del sacrificio.
Dicho síndrome no es un problema exclusivo de ciertos sectores, sin embargo, algunas profesiones son especialmente vulnerables. Médicos, enfermeras y docentes, han sido históricamente catalogados como trabajadores con alta vocación de servicio, lo que ha llevado a la normalización de la sobrecarga y el sacrificio personal en estas áreas. Durante la pandemia, por ejemplo, el personal de salud trabajó en condiciones extremas, con largas jornadas, falta de insumos básicos y un alto nivel de riesgo frente a su salud, incluso sin recibir una compensación proporcional.
En este tipo de entornos donde el esfuerzo adicional se percibe como un deber moral, la culpa juega un papel aún más fuerte. Muchas personas no solo enfrentan el agotamiento extremo, sino que se sienten mal por no poder seguir rindiendo al máximo. Como resultado, siguen trabajando a costa de su bienestar hasta que las consecuencias se vuelven insostenibles.
Cuando las instituciones refuerzan la culpa en sus trabajadores
Además de la cultura del sacrificio, muchas instituciones tienen prácticas que refuerzan la culpa en sus profesionales, aumentando su vulnerabilidad al Burnout. Algunas señales de esto son:
- Exigir disponibilidad constante y normalizar las jornadas extendidas.
- Minimizar las quejas sobre carga laboral con frases como: «Aquí todos trabajamos así» o «Si no puedes con la presión, este trabajo no es para ti».
- No reconocer el esfuerzo de los empleados, haciendo que sientan que nunca hacen lo suficiente.
- Evitar hablar de bienestar mental o restarle importancia a la necesidad de descanso.
La Dra. Viviola, advierte que cuando una institución ignora el Burnout y culpa a los profesionales por su agotamiento, termina pagando el precio en forma de alta rotación, bajas por enfermedad y disminución de la productividad. En contraste, las organizaciones que priorizan la salud mental de su equipo logran un ambiente laboral más estable y eficiente.

¿Cómo liberarte de la culpa y recuperar tu energía?
Salir del Burnout no es fácil, especialmente cuando la culpa está presente. Sin embargo, hay estrategias que pueden ayudar:
- Reconocer que el problema no eres tú, sino las condiciones en las que trabajas. El Burnout es un reflejo del entorno laboral, no una falla personal.
- Cuestionar la cultura del sacrificio. Descansar no es un lujo, es una necesidad. El rendimiento sostenible solo es posible si se respeta el bienestar de los profesionales.
- Poner límites sin remordimientos. Aprender a decir «no» y establecer horarios claros de descanso es clave para evitar la sobrecarga.
- Buscar apoyo. Si el ambiente laboral es tóxico y no permite cambios, considerar alternativas como hablar con un superior, buscar ayuda psicológica o incluso un cambio de empleo.
- Exigir mejores condiciones laborales. Las instituciones deben ser parte de la solución, no del problema. Evaluar los riesgos psicosociales y tomar medidas para mejorar el bienestar de los trabajadores es una inversión en productividad y salud.

El Burnout no es culpa tuya, pero prevenirlo sí es tu responsabilidad
Si sientes que el Burnout ya está afectando tu vida, lo primero que debes saber es que no eres el único y no es tu culpa. La idea de que la persona afectada debe cargar sola con el peso del agotamiento es una narrativa dañina que debemos cambiar. Como señala la Psicóloga Viviola, el verdadero enfoque debe estar en transformar las condiciones de trabajo, no en hacer que las personas se adapten a entornos insostenibles.
Finalmente, le agradecemos profundamente a nuestra invitada experta por compartir su conocimiento y experiencia sobre el Burnout, un tema que sigue siendo crucial en el mundo laboral. Sus investigaciones y reflexiones nos ayudan a comprender que este síndrome no es solo una cuestión de resistencia individual, sino el resultado de condiciones laborales que deben ser transformadas. Su claridad para explicar el impacto de la culpa y la importancia de abordar el problema desde una perspectiva organizacional nos invita a reflexionar y actuar.

Psicóloga. Viviola Gómez, docente asociada Uniandes.
Es momento de dejar de normalizar el sacrificio como sinónimo de éxito, y empezar a reconocer que un entorno laboral saludable es fundamental para la productividad y el bienestar. Si algo de lo que leíste aquí te resonó, no lo ignores: el primer paso para salir del Burnout es reconocer que mereces algo mejor.
Excelente tema para abordar a todo nivel en las diferentes organizaciones, pues, como bien lo mencionan, aplica en diferentes áreas disciplinares y por ende en sus profesionales y colaboradores.