InfoSCARE: Desde su experiencia, ¿cuáles son los principales dilemas bioéticos a los que se han enfrentado los profesionales de la salud en medio de la pandemia?
María Constanza Basto: Para hablar de los dilemas bioéticos en la pandemia tenemos que, primero, entender que un dilema nace cuando dos principios o valores entran en conflicto y no hay una solución posible, pues cualquiera que se tome afectará a una de las partes; como dice la doctora María Lucía Rivera, es una decisión imposible ya que resulta ser inevitable, trágica y moralmente irresoluble. En segundo lugar, cambiar un poco nuestra visión de salud y de cuidado centrado en el paciente para hablar del cuidado centrado en la comunidad en una pandemia es una catástrofe y debe abordarse como tal, tratando de preservar la mayor cantidad de vidas.
El COVID-19 dejó al descubierto dos grandes problemas de salud, y se podría decir que han sido iguales para todo el mundo: el primero, la escasez de recursos y el segundo, la inequidad en la distribución de los mismos; además, como si esto no bastara, el personal sanitario tuvo que enfrentarse, sobre todo al inicio de la pandemia, a dos situaciones igualmente dilemáticas: la incertidumbre y la falta de conocimiento de la enfermedad.
Ninguno de nosotros había vivido una pandemia antes. La incertidumbre de no saber qué va a pasar, cuántos casos más van a llegar y qué pasa con los pacientes generó grandes conflictos, aunada a una enfermedad desconocida, pues su propagación fue tan rápida que no nos dio tiempo para estudiarla.
InfoSCARE: ¿Cómo enfrentar un dilema bioético que involucre decisiones sensibles como la muerte de un paciente?
MCB: Para enfrentarlo primero hay que reconocer que estamos frente a un dilema, que existe y que además, no es un falso dilema, es decir, que no es una toma de decisiones en el ámbito sanitario. Al trabajar con personas, nuestras decisiones van unidas a la calidad de vida de los pacientes y a la vida misma, como bien lo dice la pregunta. En este orden de ideas, cuando tenemos un dilema, lo que normalmente hacemos desde la bioética y en los comités es poner de manifiesto cuáles son los principios que están chocando para hacer un análisis sobre estos y lograr dar una recomendación.
Al hablar de decisiones dilemáticas y especialmente en las que se involucra la vida de los pacientes, estas llevan consigo un conflicto moral que puede ser muy difícil de manejar, pues nos cuestiona sobre nuestras bases morales. Mi recomendación es que hagan uso de los comités de bioética y de los servicios interconsultantes para orientarlos en dichas situaciones.
InfoSCARE: ¿Qué reflexiones bioéticas ha dejado la pandemia y cómo aprender de ellas?
MCB: La pandemia no ha pasado, seguimos en ella. El porcentaje de población vacunada en Colombia aún es mínimo y los dilemas continúan, más ahora con la vacunación y la crisis económica que se ha producido en el mundo. Entre lo que hemos aprendido es que no estábamos preparados para un desastre global y esta es la primera gran enseñanza; que involucra la bioética, porque se tomaron decisiones extremas ante la escasez de recursos —como limitar por edad el acceso a la atención médica— para maximizar —no la felicidad, como los utilitaristas— el recurso en sí mismo, es decir, la vida.
También aprendimos que como no estábamos preparados, no se contaba con planes de “contingencia” en caso de desastres; es así como no solo escasearon las camas en UCI y los ECMO, sino también el oxígeno para atención domiciliaria.
Creo que también aprendimos que, si no se piensa en colectivo, no podemos avanzar como sociedad; es decir, cosas simples, como el uso del tapabocas y el lavado de manos para no arriesgar mi vida ni la de los demás. Es una práctica que aún, luego de un año, es difícil de lograr, con las consecuencias sabidas por todos.
Además, nos ratificó que los seres humanos somos sociables por naturaleza, y la cuarentena afectó la salud mental de muchas personas. ¿Cómo mantener a salvo la población sin vulnerar otros derechos? Ese tal vez fue uno de los grandes dilemas sociales, pues la vida misma es la que está en juego, salir implica poner en riesgo la vida ante un contagio, pero no salir, para muchos, significa poner en riesgo la vida por no tener qué comer.Bueno acá hay mucho de largo y de ancho para discutir.
InfoSCARE: ¿Cuál fue el dilema bioético más difícil al que tuvo que enfrentarse?
MCB: En época de pandemia vimos la necesidad prevalente de tener un ventilador para dos pacientes con diagnóstico COVID-19 o, peor aún, un solo cubículo en UCI para 2 pacientes. Un paciente con diagnóstico de coronavirus y otro con politraumatismo: los dos jóvenes, los dos sin comorbilidades. Dígame si esto no es una situación inminente, trágica y moralmente irresoluble porque cualquiera que sea la decisión va a afectar negativamente a la otra persona.
Debo aclarar que no trabajo en cuidado intensivo, mi práctica diaria la desarrollo como anestesióloga cardiovascular; pero, al trabajar en una institución donde se cuenta con terapia ECMO, la realidad de mis colegas de esa área es bien conocida. El miedo de contagiarse y contagiar a sus familias por cumplir con su trabajo, la escasez de recursos, la impotencia —como mencionaba anteriormente— ante una enfermedad desconocida y el tratar a personas jóvenes, muchas veces colegas, enfermeros o médicos, conlleva una carga emocional y moral extenuante; además, el creciente número de pacientes especialmente durante los picos, el trabajo se incrementó y hubo una carga laboral importante.
InfoSCARE: ¿Qué papel juega la autonomía médica en la toma de decisiones importantes?
MCB: La autonomía médica es esencial en la toma de decisiones, pero acordémonos de que esta autonomía se basa en todo el conocimiento adquirido por el médico durante sus años de estudio y de práctica profesional, que lo llevan a un punto de conocimiento capaz de formular un manejo que sea el mejor para el paciente. Ahora bien, no solo la autonomía médica es importante, la autonomía del paciente lo es igualmente; uno de los principios de la bioética médica es que el paciente tiene la capacidad de decidir sobre sí mismo.
Claro, para esto debe cumplir ciertas condiciones y no solo es estar en pleno uso de sus facultades y obrar sin coacción, sino estar bien informado de las posibles alternativas, de las consecuencias y del pronóstico de las mismas. Además, y no menos importante, se debe evaluar el contexto de la decisión, es decir, el recurso disponible; no por una decisión podemos dejar desamparadas a otras personas. Como dice el viejo refrán: no podemos desvestir a Pedro para vestir a Juan.
InfoSCARE: La alta mortalidad ha sido uno de los escenarios más difíciles a los que se enfrentan los médicos en la pandemia. ¿Cómo hace un médico para sobrellevarlo?
MCB: Por lo menos en mi época no nos enseñaban a sobrellevar la muerte, nos formaron para “salvar vidas”, así que el proceso es difícil y yo diría que es individual: Cada cual echa mano de lo que tiene. Para varios es hablar del tema con otros colegas, para algunos es trabajar aún más duro buscando de alguna forma alejarse del dolor y concentrándose más en el trabajo. A otros, la carga emocional y laboral los llevan a desarrollar burnout. Creo que algo que podría ser de utilidad es incentivar en el personal de salud la ayuda psicológica para sobrellevar los momentos frustrantes.
Desde noviembre de 2020, el Comité de Bioética de la S.C.A.R.E ha realizado encuentros quincenales para abordar diferentes temas bioéticos, lo cual ha representado un enriquecimiento académico entre los profesionales asistentes, permitiéndoles conocer una perspectiva desde las diferentes especialidades médicas.
InfoSCARE: ¿Qué dilemas bioéticos cree usted que traerá la pospandemia?
MCB: Si bien no estamos aún en la pospandemia, estamos viviendo uno de los problemas grandes: la falta de acceso a las vacunas. Vale la pena recordar que en Estados Unidos la mayoría de muertes ha sido de inmigrantes y población afrodescendiente; en América Latina en los estratos económicos menos favorecidos, y esta falta de equidad continúa en el acceso a las vacunas, así como la discriminación que se podrá producir en estas mismas personas, el ya llamado “carné inmunológico” para los viajes, por ejemplo.
Otros dilemas algo más globales —que se evidenciaron en la pandemia, pero que pueden continuar— son: la crisis económica dada por las cuarentenas con los cierres de establecimientos y quiebra de empresas, la afectación de la salud mental tanto en personal sanitario como en otras personas por el encierro, el fallecimiento de seres queridos —en ocasiones, de familias enteras—, la ausencia de liderazgo mundial con la consecuente falta de cooperación global y la desconfianza en las grandes instituciones.
InfoSCARE: Cuando un médico cree haber tomado una mala decisión, ¿qué se recomienda? ¿Cómo debe enfrentarlo?
MCB: Las decisiones tienen consecuencias, todas, sean buenas o malas. Cuando la decisión no fue buena, mi recomendación es que se pueda analizar para la siguiente vez que se presente, de modo que se tenga una idea más clara de lo que se debe hacer. Mi consejo es que se informe, para que pueda ser analizada, no penalizada, repito: analizada para evaluar consecuencias sobre el paciente y evitar que se repita, pues Errare humanum est (errar es de humanos).