ISSN-e: 2745-1380

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Inestabilidad, temor, depresión: panorama emocional del talento humano en salud en medio de la pandemia

La pandemia nos llevó a despertarnos, a salir del piloto automático, a ser más conscientes, a vivir el momento, a ser más agradecidos, más humildes, a pedir ayuda y a salir fortalecidos y con esperanza de esta crisis, como profesionales de la salud y como personas.

Durante la pandemia, los anestesiólogos en el mundo y en Colombia hemos tenido un papel protagónico, ya que ha sido la especialidad que, por sus características y entrenamiento, se movilizó para cubrir la mayoría de las plazas de cuidado intensivo necesarias para atender la cantidad considerable de pacientes críticos por SARS-CoV-2.

Todos nosotros, en mayor o menor extensión, hemos visto cambios sin precedentes en nuestra práctica diaria cuando se adoptó la medida de cancelar la cirugía electiva. En mi trabajo, muchos de los anestesiólogos jóvenes y de mayor edad aceptaron el reto y asumieron posiciones de liderazgo en la organización, llenando plazas que no existían antes del COVID-19, solucionando problemas a los cuales nunca se habían enfrentado y organizando de manera efectiva servicios de cuidado intensivo en tiempo record.

Todo esto pasaba mientras nos apoyábamos los unos a los otros por el temor de contraer la enfermedad, por la ansiedad de manejar pacientes con mayor complejidad y porque al mismo tiempo nuestros ingresos disminuían para algunos, al igual que el trabajo aumentaba para otros.

Derivado de lo anterior, a lo largo de la pandemia ha surgido dentro de nosotros un espectro de emociones que todos los que hacemos parte del talento humano en salud (THS) hemos podido experimentar mientras nos estábamos ajustando a la nueva realidad: las emociones no eran muy estables.

Al inicio de la pandemia el síntoma más frecuente era la ansiedad —un estudio en trabajadores de la salud en Wuhan (1) evidenció una alta prevalencia de este síntoma (44,5 %)— acompañada de depresión, insomnio y en general un sentimiento de desasosiego; es de resaltar que la población con puntuaciones más altas correspondía a: enfermera, mujer y en primera línea de trabajo. Otros factores identificados en la literatura (2) son la incertidumbre ante una enfermedad de la que poco se conocía con la no disponibilidad de un protocolo claro de manejo, el incremento en las horas de trabajo y la mortalidad aumentada de pacientes.

 Fleisher (3), en un estudio realizado en un departamento de anestesia a 365 clínicos, encontró que estos sentimientos son normales ante las circunstancias, no se encontraron diferencias entre anestesiólogos por sexo, edad, raza o subespecialidad, se relacionan no solo con la cultura de ansiedad en la que vivimos —debido a la infodemia y al miedo generalizado entre los colegas al contagio en el trabajo—, sino que fueron prevalentes en anestesiólogos con rasgos de ansiedad de base en su personalidad, diagnosticados previamente.

Como factores protectores contra la ansiedad se encontraron que tener los equipos de protección personal (EPP) necesarios y un ambiente de apoyo de la seguridad emocional y psicológica en el trabajo disminuían este estado.

En Colombia, específicamente, se han informado sitios de trabajo sin los EPP suficientes o necesarios, aunados a malas condiciones laborales y a la estigmatización que el talento humano en salud sufrió por parte de la población general al inicio de la pandemia; estos se constituyeron, indudablemente, en factores de riesgo para el desarrollo de alteraciones en la salud emocional y psicológica de los prestadores de salud.

¿Qué podemos hacer, cómo tratarlo?

En la tabla 1 encontramos un compendio de recomendaciones de la literatura (3) para manejar la ansiedad y las emociones derivadas, en tiempos de incertidumbre, como los que hemos vivido. Muchos departamentos, servicios de anestesia y organizaciones las han puesto en práctica con buenos resultados grupales; para poner un ejemplo, los anestesiólogos de la Clínica del Country se reunían diariamente por Zoom al inicio de la pandemia, se organizaron protocolos, se revisaron temas académicos pertinentes, al mismo tiempo que hicieron un bingo virtual con las familias, tuvieron clases de Chi kung con una experta en la materia y brindaron los unos a los otros, apoyo psicológico y espiritual, para la primera ola que se venía encima.

Tabla 1. Recomendaciones para manejar la ansiedad

 ¿Qué nos deja la pandemia?

Si bien no ha sido sencillo el manejo de las emociones resultado de toda esta crisis sanitaria, también hay aspectos positivos que destacar. Desde el ejercicio de mi especialidad puedo concluir que nos dejó cambios en la práctica clínica diaria de la Anestesiología, mejores equipos de protección personal, la posibilidad de la consulta preanestésica a través de telemedicina en pacientes seleccionados, el fortalecimiento de la anestesia regional (4), los congresos, el trabajo en equipo y las reuniones académicas virtuales, entre otras cosas.

Como seres humanos ¿cuál fue nuestro aprendizaje?

La pandemia nos llevó a despertarnos, a salir del piloto automático, a ser más conscientes, a vivir el momento, a ser más agradecidos, más humildes, a pedir ayuda y a salir fortalecidos y con esperanza de esta crisis, como profesionales de la salud y como personas.

Bibliografía

  1. Lai J, Ma S, Wang Y. Factors associated with mental health outcomes among health care workers exposed to coronavirus disease 2019. JAMA Netw Open. 2020;3:e203976. doi: 10.1001/jamanetworkopen.2020.39762020.
  2. Cai H, Baoren T, Ma J, Chen L, Jiang Y, Zuhang Q. Psychological impact and coping strategies of frontline medical staff in hunan between January and March 2020 during the outbreak of coronavirus disease 2019 (COVID-19) in Hubei, China. Med Sci Monit.2020;26:e924171. 
  3. Fleisher LA, Sweeney RE, Barsade SG. Managing anxiety in anesthesiology and intensive care providers durin the Covid-19 pandemic: An analysis of the psychosocial response of a front- line department. NEJM. 2020. doi: 10.1056/CAT.20.0270
  4. McCartney CJL, Mariano ER. COVID-19: bringing out the best in anesthesiologists and looking toward the future. Reg Anesth Pain Med. 2020;45:586-8.

DESTACADO

Al inicio de la pandemia el síntoma más frecuente era la ansiedad. Un estudio en trabajadores de la salud en Wuhan evidenció una alta prevalencia de este síntoma (44,5 %), acompañado de depresión, insomnio y en general un sentimiento de desasosiego. Cabe resaltar que la población con puntuaciones más altas correspondía a: enfermera, mujer y en primera línea de trabajo

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