La enfermedad degenerativa de la columna se ha convertido en una de las principales causas de dolor dorsal, radiculopatía y discapacidad a nivel mundial (1). Aunque la mayoría de los pacientes inician con manejo conservador, cuando el dolor se vuelve severo o la funcionalidad se ve comprometida, la cirugía —ya sea por descompresión, fusión o ambas— aparece como la mejor alternativa (2). En los últimos años, el crecimiento de las técnicas mínimamente invasivas y el acceso a mejores métodos diagnósticos han hecho que este tipo de procedimientos se realicen con mayor frecuencia (3-4). Pero este avance quirúrgico también trae consigo una presión creciente sobre los sistemas de salud: más cirugías, más complejidad y mayores costos (1).
Más allá del bisturí: seguridad anestésica en cirugía de columna
En este contexto, el papel del anestesiólogo es clave. No solo se trata de acompañar el acto quirúrgico, sino de garantizar la seguridad del paciente antes, durante y después del procedimiento. Diversas organizaciones internacionales —como la Federación Mundial de Sociedades de Anestesiología (WFSA), la Sociedad de Neurociencia en Anestesiología y Cuidados Críticos (SNACC) y el programa de Recuperación Mejorada Después de la Cirugía (ERAS®)— han trabajado en la construcción de guías clínicas enfocadas en mejorar el manejo perioperatorio y reducir el riesgo de complicaciones (5-7). Y aunque los protocolos existen, su cumplimiento no siempre está garantizado.

En anestesia, la seguridad del paciente depende tanto de la tecnología como del juicio clínico. La adhesión a estándares y prácticas seguras es fundamental (8), pero la variabilidad en la forma de actuar entre profesionales sigue siendo una fuente común de errores evitables (9). En Colombia, la Sociedad Colombiana de Anestesiología (S.C.A.R.E.) estableció desde 2009 las normas mínimas de seguridad (10), actualizadas por última vez en 2023. Sin embargo, aún persisten brechas preocupantes en su aplicación, muchas de ellas documentadas en casos que terminan en denuncias por negligencia (11).
A esto se suma un componente que muchas veces pasa desapercibido: la comunicación. La relación entre anestesiólogos, cirujanos y el resto del equipo de salud puede marcar la diferencia entre un procedimiento exitoso y un evento centinela. La Joint Commission ha advertido que más del 50% de estos eventos están relacionados con fallas en la comunicación, especialmente en áreas críticas como anestesia, cirugía y administración de medicamentos (12). Por eso, entidades como la Anesthesia Patient Safety Foundation (APSF) han señalado la necesidad urgente de fomentar el trabajo en equipo y la estandarización como pilares de la seguridad (13).
Aunque hay estudios que han explorado las prácticas anestésicas en neurocirugía en general, existe poca información específica sobre lo que ocurre en la cirugía de columna por enfermedad degenerativa. Con el fin de cerrar esa brecha, se desarrolló un estudio que buscó determinar los conocimientos, actitudes y prácticas de anestesiólogos que ejercen su profesión en Colombia mediante una encuesta aplicada entre septiembre y diciembre de 2024.
Radiografía de una práctica: cómo y a quién encuestamos
Se diseñó una encuesta virtual con el acompañamiento del Comité de Anestesia Neuroquirúrgica de S.C.A.R.E. El objetivo era claro: entender cómo están actuando los anestesiólogos colombianos frente a los retos que implica la cirugía de columna por enfermedad degenerativa. El cuestionario fue dirigido a profesionales activos en el país, seleccionados a partir de la base de datos de la Sociedad Colombiana de Anestesiología y Reanimación.

La encuesta abordó tres aspectos clave: conocimientos sobre la técnica quirúrgica, prácticas clínicas y actitudes frente a la comunicación en el entorno quirúrgico, apoyándose en el modelo propuesto el Dr. Rajiv Chawla (12). Para garantizar la calidad del instrumento, se realizó primero una prueba piloto que permitió ajustar el lenguaje y la estructura de las preguntas. La versión final se distribuyó a través de Google Forms, enviada tanto por correo electrónico como por mensajes móviles, siempre asegurando el consentimiento informado de los participantes.
En cuanto al análisis de los datos, se aplicaron diferentes herramientas estadísticas dependiendo del tipo de variable. Las respuestas numéricas con distribución normal se describieron mediante promedios, desviaciones estándar e intervalos de confianza del 95%, y se compararon con la prueba t de Student. Cuando los datos no seguían una distribución normal, se utilizaron medianas y rangos intercuartiles, evaluando previamente la normalidad con la prueba de Kolmogorov-Smirnov. Las variables categóricas se presentaron como frecuencias y se analizaron mediante pruebas de chi cuadrado o exacta de Fisher. Todo el procesamiento se realizó con el software Stata versión 16.1.
¿Qué tanto sabemos, comunicamos y aplicamos? Resultados de la encuesta
Se recibieron 149 respuestas de anestesiólogos en Colombia. Tras excluir formularios incompletos y sin contacto con cirugía de columna, se analizaron 100 encuestas completas, con representación de 18 de las 22 seccionales de S.C.A.R.E., mostrando una visión diversa y representativa del manejo anestésico.
Características sociodemográficas
Entre los 100 participantes, el 28% fueron mujeres y 72% hombres, con mediana de edad 48 años y 15 años de experiencia. El 76% tuvo rotación en neuroanestesia durante el postgrado, el 24% recibió formación no formal en neuroanestesia después de la residencia, un 3% de los encuestados cuenta con certificación específica en esta subespecialidad, y un 6% fue excluido por no atender pacientes con enfermedad degenerativa de columna.
Conocimientos sobre la técnica quirúrgica y sus implicaciones anestésicas
La mayoría consideró esencial conocer la técnica quirúrgica, aunque solo el 38.3% conocía clasificaciones quirúrgicas. El conocimiento sobre acrónimos en cirugía mínimamente invasiva lumbar varió ampliamente. El 62.8% identificó correctamente la dosis de ácido tranexámico, y solo el 16% supo que la ketamina no está contraindicada en monitoreo neurofisiológico.

Actitudes en comunicación
Aunque el 79.8% relacionó mala comunicación con retrasos quirúrgicos, solo el 40.4% valoró positivamente la comunicación con cirujanos, y el 59.6% reportó estrés por fallas comunicativas. El 73.4% mostró interés en capacitarse, pese a que el 71.3% no ha recibido formación específica.
Uso de protocolos en cirugía de columna
El 79.8% señaló que su institución no tiene un protocolo específico para cirugía de columna por enfermedad degenerativa. El 62.8% se basa en protocolos institucionales o guías internacionales, y el 37.2% en experiencia personal o recomendaciones de colegas.
Prácticas anestésicas en cirugía de columna por enfermedad degenerativa
El 61.7% prefiere anestesia general balanceada con agente inhalado y opioides, con o sin coadyuvantes endovenosos (ketamina, lidocaína, dexmedetomidina) o técnicas regionales, y el 38.3% opta por anestesia total intravenosa (TIVA). Solo el 18.1% ha aplicado anestesia espinal en cirugías de 2-3 horas. En monitoría, casi el 80% usa línea arterial en cirugía mayor. La temperatura se mide siempre en 53.2%, y un 18.1% no la mide regularmente. En cuidado postoperatorio, el 17% indica manejo en unidad de cuidado especial a todos los pacientes, el 63.8% solo en caso de cirugía mayor, y el 69.1% a pacientes con comorbilidades independiente del tipo de procedimiento.
Comparaciones por formación y experiencia
Se documentó que quienes tienen 10 años o menos de experiencia demostraron mejor desempeño en el componente de conocimientos que quienes llevan más de 11 años de ejercicio profesional en anestesia.

Reflexiones que abren camino: aprendiendo para mejorar la anestesia en cirugía de columna
En este estudio, los anestesiólogos que participaron tenían una mediana de edad de 48 años y una experiencia profesional considerable, con 15 años en promedio. Sin embargo, solo el 24% recibió formación no formal en neuroanestesia después de la residencia, y apenas un 3% de los encuestados cuenta con certificación específica en esta subespecialidad. Estos datos reflejan, al igual que lo encontrado por Bocanegra et al. (14), que la formación subespecializada en neuroanestesia aún es poca en Colombia.

En cuanto a los conocimientos, es alentador que más del 90% reconozca la importancia de conocer la técnica quirúrgica para planificar el manejo anestésico. Sin embargo, más de la mitad no ha asistido a una actualización en los últimos cinco años, lo que revela una brecha significativa en formación continua. Colombia fue pionero en Latinoamérica con un programa avanzado de neuroanestesia aprobado por el International Council on Perioperative Neuroscience Training -ICPNT, pero aún falta mucho por hacer para aumentar el número de subespecialistas certificados y fortalecer la educación continua (15-16). Además, observamos que los anestesiólogos con menos de 10 años de experiencia mostraron mejor conocimiento, lo que pone sobre la mesa la importancia de mantener actualizados a los profesionales de más trayectoria para cerrar esta brecha (17).
Las actitudes hacia la comunicación también llaman la atención: aunque la mayoría reconoce que una comunicación verbal efectiva mejora los resultados, muchos reportan estrés debido a fallas en la comunicación con el equipo quirúrgico. Esto subraya la necesidad de incluir formación en habilidades comunicativas en los programas de especialización y en la educación continua. La seguridad del paciente depende en gran medida del trabajo en equipo y de la claridad en la comunicación.
En cuanto a las prácticas, es relevante que casi el 80% de los anestesiólogos no cuente con un protocolo institucional específico para cirugía de columna por enfermedad degenerativa. Sabemos que la implementación de protocolos mejora los resultados quirúrgicos y reduce complicaciones (3-7,18-19), por lo que urge que los diferentes actores que participan en la atención de estos pacientes, instituciones académicas, sociedades científicas y gremiales, junto con apoyo gubernamental, trabajen en la creación y difusión de guías nacionales adaptadas a nuestro contexto.
Sobre las técnicas anestésicas, la anestesia general balanceada con agente inhalado y opioide es la más empleada, pero también se observa el uso de anestesia espinal en cirugías selectas, lo cual coincide con tendencias internacionales que promueven técnicas menos invasivas y con menor impacto fisiológico, especialmente en pacientes de alto riesgo (20). Sin embargo, aspectos básicos como la medición constante de la temperatura corporal intraoperatoria no se realizan siempre, a pesar de ser un indicador fundamental para evitar complicaciones (21).

Como en muchos estudios basados en encuestas, nuestra investigación enfrenta limitaciones, principalmente la tasa de respuesta. Aunque 149 anestesiólogos respondieron y 94 completaron la encuesta, lo que representa un porcentaje reducido respecto al total de afiliados a S.C.A.R.E., la muestra abarca 18 de las 22 seccionales, aportando representatividad geográfica y diversidad de contexto clínico. Además, comparado con estudios similares en el área (22-25) , la muestra es comparable y aporta información valiosa que nos llevan a una reflexión en nuestro contexto para identificar áreas de mejora.
Se recomienda continuar con investigaciones de mayor alcance para confirmar estos hallazgos y guiar acciones concretas basadas en la evidencia actual.
Conclusiones que impulsan el cambio: hacia una anestesia más segura y actualizada
Este estudio nos invita a reflexionar sobre el estado actual de los conocimientos, actitudes y prácticas en anestesiología para cirugía de columna por enfermedad degenerativa en Colombia. Los hallazgos ponen en evidencia la necesidad de fortalecer la educación médica continua y fomentar la certificación formal en neuroanestesia, claves para mejorar la seguridad y los resultados perioperatorios.

Además, queda claro que una comunicación efectiva dentro del equipo quirúrgico es fundamental, y que estos temas deben integrarse de manera más sólida en la formación y actualización de los anestesiólogos en el país. La diversidad en las prácticas anestésicas refleja la ausencia de protocolos institucionales específicos, una situación que podría transformarse con la creación de una guía nacional adaptada a los recursos y realidades locales. Así, se podrá optimizar el manejo perioperatorio y ofrecer una atención más segura y de calidad para los pacientes que se someten a cirugía neuroquirúrgica por enfermedad degenerativa de columna.
El camino está marcado: fortalecer la educación continua, promover la certificación en neuroanestesia, mejorar la comunicación en equipo y desarrollar protocolos adaptados a nuestro entorno, logrado así una anestesia más segura, efectiva y centrada en el paciente.
Agradecimientos
Asistencia para el estudio
La Dra. Nubia Fernanda Sánchez Bello, Líder de Desarrollo Profesional Integral de la Sociedad Colombiana de Anestesiología y Reanimación (S.C.A.R.E.) y Yenny Marcela Muñoz, Profesional en Investigación y Publicaciones Científicas de la S.C.A.R.E. colaboraron en la difusión de la encuesta. Al Dr. Fernando Arango Gómez por su ayuda en el análisis estadístico de los resultados.
Referencias
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