La hipertermia maligna (HM) es una urgencia anestésica rara, pero de alto riesgo. Enfrentarla exige el reconocimiento temprano, la activación de una ruta institucional clara y disponibilidad de dantroleno. En la S.C.A.R.E. insistimos en que este es un compromiso institucional: estar preparados, tener protocolos funcionales, garantizar el acceso al medicamento y respaldar al talento humano en salud en escenarios críticos, para cuando se presenta esta enfermedad.
Reconocimiento temprano: el primer paso para salvar una vida
La HM puede desencadenarse de forma súbita durante un procedimiento bajo anestesia y la posibilidad de controlarla depende de la rapidez con la que se actúe. El anestesiólogo debe reconocer los signos iniciales, entre los que se encuentran: acidosis respiratoria o metabólica, taquicardia, rigidez muscular, temperatura corporal superior a 41 °C, o antecedentes personales o familiares de reacciones adversas a la anestesia[1]. Ante la sospecha, se deben suspender de inmediato los agentes desencadenantes, iniciar el enfriamiento activo del paciente y administrar dantroleno en la dosis requerida. Para lograrlo, es fundamental conocer los factores de riesgo, contar con protocolos institucionales vigentes, verificar de forma regular la disponibilidad del medicamento y tener claridad sobre el rol de cada miembro del equipo ante una crisis.
Dantroleno: el medicamento que no puede faltar

El dantroleno es el único tratamiento eficaz para controlar una crisis de HM, y su administración debe ser inmediata. Por tanto, toda institución que ofrezca servicios con anestesia general debe contar con este medicamento o, al menos, con una ruta efectiva que garantice su obtención sin demoras.
El anestesiólogo, por su parte, debe actuar según su competencia: ordenar el medicamento ante la sospecha clínica; dejar constancia de la situación en la historia clínica y activar los procedimientos definidos para estos casos. Aun cuando el medicamento no esté disponible, lo fundamental es que el profesional actúe con base en sus obligaciones clínicas y éticas y conforme a los protocolos establecidos para el manejo de esta patología.
El acceso al dantroleno debe dejar de ser una incertidumbre operativa. Se requiere una respuesta estructural que incluya redes regionales de soporte, lineamientos para su reposición entre instituciones y esquemas de financiación que no recaigan únicamente sobre los prestadores. Como parte de estas acciones, S.C.A.R.E. ha promovido la inclusión de la HM en el listado oficial de enfermedades huérfanas, lo que facilitaría el suministro del medicamento y mejoraría las condiciones para una atención segura.
La organización del equipo: clave para la respuesta efectiva

Un caso de HM no es solo un desafío médico; también lo es desde el punto de vista organizacional. La actuación en equipo, bajo un protocolo institucional claro y entrenado, es indispensable para lograr una respuesta eficaz.
Algunas buenas prácticas institucionales podrían ser las siguientes:
- Asignación anticipada de roles en el equipo quirúrgico (quién preparará el dantroleno, quién coordinará las acciones, quién documentará, etc.).
- Acceso visible a protocolos impresos o digitales en quirófanos.
- Realización periódica de simulacros de HM.
- Capacitación continua a anestesiólogos, equipo quirúrgico y personal de apoyo.
- Seguir y tener claras las rutas o protocolos para el manejo de la HM establecidos por los departamentos.
Contar con una ruta no es suficiente si no se entrena su aplicación. La preparación práctica es lo que permite responder con eficacia cuando se presenta un caso real.
Algunas recomendaciones

La atención segura de una crisis por HM no depende únicamente del conocimiento técnico individual. Requiere un entorno que respalde al profesional, protocolos funcionales y una cultura institucional de preparación. En ese sentido, se recomienda:
- Promover el entrenamiento continuo de anestesiólogos y equipos quirúrgicos en el reconocimiento y manejo de la HM.
- Exigir la implementación de protocolos en todas las IPS con servicios de anestesia general.
- Solicitar, de forma anticipada, a la institución la definición de la ruta operativa para estos casos.
- Verificar que dichos protocolos incluyan una ruta clara para la obtención urgente del dantroleno, aun si no está disponible de forma permanente en la institución.
- En caso de presentarse un evento, ordenar el medicamento, informar a la familia sobre la situación y documentar todos los pasos clínicos realizados, incluso si no se logra administrar el tratamiento.
- Asegurar que los anestesiólogos conozcan los centros cercanos que puedan contar con el medicamento, sin que esto exima a la IPS de su responsabilidad.
Gestión de S.C.A.R.E.
Desde la S.C.A.R.E. hemos impulsado gestiones para que la HM sea reconocida oficialmente como enfermedad huérfana, con el objetivo de facilitar el acceso al dantroleno y reducir las barreras administrativas y económicas que enfrentan actualmente las instituciones. La nominación fue aceptada dentro del proceso de análisis técnico. Se espera su incorporación formal en la próxima resolución que actualice el listado oficial.
Este reconocimiento permitiría:
- El fortalecimiento de la garantía de acceso al tratamiento, al disminuir las restricciones financieras.
- La identificación de los pacientes como sujetos de especial protección, de acuerdo con el artículo 11 de la Ley Estatutaria de Salud.
- La incorporación de los casos al Registro Nacional de Enfermedades Huérfanas, clave para la vigilancia y respuesta.
Adicionalmente, hemos promovido la creación de esquemas regionales de respuesta para facilitar el acceso al medicamento. En Bogotá, por ejemplo, existen kits distribuidos en las Subredes Integradas de Servicios de Salud, con mecanismos de reposición posteriores al uso. En Antioquia, se han definido responsabilidades diferenciadas según el régimen de afiliación, lo que ha permitido una gestión compartida entre aseguradores y entes territoriales. Estas experiencias muestran que la articulación interinstitucional es posible y necesaria.
Seguiremos trabajando por soluciones normativas y operativas que no dependan exclusivamente de la voluntad de cada institución, sino que permitan a los anestesiólogos y a todo el talento humano en salud actuar con respaldo y garantías en estos escenarios.

Para terminar
Responder a una crisis de HM requiere más que preparación clínica individual. Se necesita un entorno institucional que facilite la actuación del anestesiólogo, protocolos funcionales, rutas operativas claras y disponibilidad efectiva del dantroleno. Cada uno de estos elementos debe estar garantizado de forma anticipada.
La prevención no consiste únicamente en identificar factores de riesgo, sino también en tener las condiciones necesarias para actuar cuando la urgencia se presenta. Desde S.C.A.R.E. seguiremos promoviendo acciones normativas, redes de apoyo y respaldo efectivo al talento humano en salud, porque enfrentar eventos de alta complejidad no puede depender del azar ni recaer exclusivamente sobre quien está en el quirófano.
[1] Escobar, Jaime. Hipertermia maligna. Revista Médica Clínica Las Condes. 2011; 22(3):310-5. Disponible en: https://www.elsevier.es/es-revista-revista-medica-clinica-las-condes-202-articulo-hipertermia-maligna-S071686401170431X